Deuteronomio el último libro del Pentateuco, consiste principalmente de varios discursos o sermones pronunciados por Moisés a los israelitas poco antes de su muerte y de la entrada de estos a Canaán. Los discursos se dan en forma de mensajes de despedida ya que Moisés, tal como Dios le había dicho, no entraría con ellos a la tierra. En estos mensajes Moisés recuerda a los israelitas su pacto con Dios y las leyes que deben seguir para cumplirlo. Repite muchas de las leyes dadas anteriormente, pero también las amplía y/o adapta a la nueva realidad de un pueblo que pronto iba a dejar la vida nómada del desierto para asentarse en la tierra que Dios les había prometido. Por esto en Deuteronomio Dios por medio de Moisés les da aclaraciones e instrucciones adicionales. Los discursos de Moisés se conservan en forma escrita para que puedan ser útiles a las generaciones futuras.
En resumen, Deuteronomio no es una simple repetición de la ley sino más bien un repaso y adaptación de esta. Iba dirigido a la nueva generación que había surgido durante la peregrinación por el desierto y que ahora estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida.
Autor – Moisés (excepto el capítulo final que contiene la muerte de Moisés, que probablemente fue escrito por Josué)
Fecha – 1405 a.C.
Título – El nombre Deuteronomio tiene su origen en la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta. Allí se traduce una expresión hebrea que significa “esta copia o esta repetición de la Ley” como Deuteronomio touto que significa “esta segunda Ley”. De la Septuaginta pasó a la Vulgata, traducción de la Biblia al latín hecha principalmente por Jerónimo a finales del siglo IV d.C. y de ahí a nuestro idioma. El título hebreo del libro es ‘ēlleh haddeḇārı̂m (“éstas son las palabras”), de acuerdo con la costumbre hebrea de titular a menudo una obra por su(s) primera(s) palabra(s) (véase Deut:1:1). Este título hebreo es más adecuado, ya que en este libro no tenemos una “segunda Ley”, sino el registro de varios sermones de Moisés acerca de la Ley para una nueva generación de Israelitas.
Textos clave
Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. (Deuteronomio 6:4-5 LBLA)
Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas al SEÑOR tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien? (Deuteronomio 10:12-13 LBLA)
Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oiréis. (Deuteronomio 18:15 LBLA)
Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote a Él; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. (Deuteronomio 30:19-20 LBLA)
Uno de los temas principales de Deuteronomio es la importancia de obedecer las leyes de Dios. En repetidas ocasiones, el libro insiste en la necesidad de amar y servir a Dios, guardar Sus mandamientos y evitar la idolatría. Moisés también recuerda a los israelitas las consecuencias de la desobediencia, entre ellas el exilio y otros castigos.
La extrema importancia de amar y servir a Dios con todo el corazón, el alma y las fuerzas, de recordar las leyes de Dios en la vida cotidiana y de enseñar estos mandamientos a las generaciones futuras se subraya en Deuteronomio 6:4-9. Este pasaje es conocido por los judíos como el Shemá.
El pasaje dice “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, el Señor es uno. Ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estos mandamientos que hoy te doy deben estar en tu corazón. Imprímelos en tus hijos. Hablad de ellos cuando estéis sentados en casa y cuando andéis por el camino, cuando os acostéis y cuando os levantéis. Atadlas como símbolos a vuestras manos y atadlas a vuestras frentes. Escríbelas en los marcos de las puertas de vuestras casas y en vuestros portales.
Este pasaje también refleja otro tema destacado del Deuteronomio: Israel como pueblo elegido. Como tal se les ordena guardar los mandamientos de Dios para mantener su pacto con Él. Estas leyes se les dieron precisamente por ser un pueblo especial y santo, elegido por Dios para ser Su posesión preciada. Como pueblo elegido, debía mantenerse separado de las demás naciones. Esto es esencial si quieren cumplir los propósitos que Dios se propuso realizar a través de ellos. El principal de estos propósitos es la bendición de todos los pueblos de la Tierra a través de lo revelado a su antepasado Abraham.
Por ser un pueblo elegido, Dios les dio numerosas leyes y normas relativas a diversos aspectos de la vida que eran exclusivamente para ellos. Entre estas tenemos las relativas al culto, la justicia y el comportamiento social. También las normas relativas al diezmo, los sacrificios, las restricciones alimentarias, así como el trato a los extranjeros, las viudas y los huérfanos. En cuanto a esto último vemos, por ejemplo, que Deuteronomio 24:17-22 ordena a los israelitas que traten al extranjero, a la viuda y al huérfano con bondad y justicia, reflejando la propia preocupación de Dios por los débiles y los marginados. Este pasaje subraya la importancia de la compasión y la justicia, y la idea de que las leyes de Dios no son sólo para el beneficio de los israelitas, sino de todo ser humano.
Aunque el libro del Levítico también contiene muchas normas, éstas se refieren principalmente a los deberes de los sacerdotes y levitas. En cambio, el recuento de la Ley que se hace en el Deuteronomio se refiere principalmente a los laicos.
Primer discurso de Moisés (1:1-4:43)
Deuteronomio comienza con el primero de tres discursos pronunciados por Moisés a la nación. Aquí les hace un resumen histórico del viaje desde Egipto hasta la Tierra Prometida y les recuerda el pacto entre Dios e Israel. Moisés también subraya la importancia de la obediencia a los mandatos de Dios y advierte de las consecuencias de la desobediencia.
En este primer discurso, Moisés se remonta al pasado de Israel y extrae lecciones de éste. Les recuerda cómo Dios juzgó su desobediencia e incredulidad y cómo les bendijo cuando obedecieron. Teniendo esto en cuenta, Moisés los anima a confiar en Dios y a obedecerle en el presente y en el futuro. Al igual que en el pasado, obedecer a Dios y ser fieles al pacto traerá las bendiciones y la protección de Dios. Al mismo tiempo, Moisés advierte que la desobediencia traerá el castigo y la privación de las bendiciones de Dios.
Segundo discurso de Moisés (4:44-26:19)
Éste es el más largo de los tres sermones. Aquí Moisés ofrece una explicación detallada de las leyes y mandamientos que Dios había dado a los israelitas.
Este mensaje puede dividirse en tres partes. En los capítulos 5-11 Moisés reafirma y amplía los diez mandamientos. Explica cómo deben aplicarse a la vida cotidiana en la tierra que están a punto de conquistar. Deuteronomio 6:4-9, un pasaje que los israelitas llaman el Shema, subraya la importancia de amar y servir a Dios con todo el corazón, el alma y las fuerzas, como esencia de la relación de alianza entre Dios e Israel. A continuación, Moisés habla de la importancia de enseñar estos mandamientos a las generaciones futuras.
Del 12:1 al 16:17, Moisés expone un amplio conjunto de leyes y normas. Lo primero que ordenó a los israelitas fue destruir todos los lugares donde las naciones a las que debían desposeer rendían culto a sus dioses. Los israelitas debían servir a su Dios en un lugar central, en lugar de ofrecer sacrificios en cada lugar alto de su elección. También da instrucciones detalladas sobre la forma correcta de ofrecer sacrificios. Moisés advierte a los israelitas acerca de los falsos profetas y la idolatría. Deben rechazar a cualquier profeta que les aleje de Dios, aunque haga milagros o prediga con exactitud acontecimientos futuros.
Esta sección también trata de una serie de leyes relativas a los alimentos y el diezmo. Se ordena a los israelitas que diezmen la décima parte de sus productos y que eviten comer ciertos animales considerados impuros.
Moisés también introduce el año del Jubileo, que debe cumplirse cada 50 años. Durante este año, se perdonarían todas las deudas y se liberaría a los esclavos. Moisés también instruyó a los israelitas para que fueran generosos con los necesitados.
A continuación, Moisés da instrucciones sobre tres fiestas anuales que los israelitas deben observar: la Fiesta de los Panes sin Levadura (estrechamente ligada a la Pascua), la Fiesta de las Semanas (Pentecostés) y la Fiesta de los Tabernáculos (Sucot). Moisés también da instrucciones para el nombramiento de jueces y la recta administración de la justicia.
Las obligaciones sociales civiles, el sistema judicial, las leyes penales, las leyes de la guerra, las normas sobre la propiedad, la moral personal y familiar y la justicia social constituyen la última parte de este segundo sermón de Moisés (16:18-26:19). Estas obligaciones se derivan de los mandamientos quinto a décimo. Se trata de honrar a los padres, a los jueces y a los levitas (16:18-18:22), proteger a los inocentes proporcionando ciudades de refugio a cualquiera que matara a otro involuntariamente (19:1-22:4) y hacer frente a la inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la codicia.
De este modo, Moisés explicó la finalidad de los Diez Mandamientos como una motivación interna para la conducta piadosa en la vida civil, social y ceremonial de Israel.
Tercer discurso de Moisés
El tercer sermón de Moisés, que abarca desde el capítulo 27 al 34 de Deuteronomio, es la culminación de sus enseñanzas y sirve como poderosa clausura de su mandato. En este último discurso Moisés recuerda al pueblo su pacto con Dios y subraya la importancia de la obediencia y la fidelidad. Moisés también predice las bendiciones y maldiciones que caerán sobre el pueblo dependiendo de sus acciones. Moisés deja claro que las decisiones que tomen los israelitas tendrán consecuencias, y que su obediencia dará lugar a bendiciones, mientras que la desobediencia provocará maldiciones.
A comienzos del capítulo 27 de Deuteronomio Moisés instruye a los israelitas para que levanten grandes piedras e inscriban en ellas las palabras de la Ley cuando entren en la Tierra Prometida. Esto les servirá de recordatorio permanente de su compromiso de obedecer los mandamientos de Dios. Luego Moisés procede a enumerar una serie de maldiciones que caerán sobre los que no cumplan la ley. Estas maldiciones pretenden infundir temor y servir como elemento para desalentar la desobediencia.
El capítulo 28 continúa el discurso de Moisés sobre las bendiciones y las maldiciones. Esboza las bendiciones específicas que caerán sobre los israelitas si siguen fielmente los mandamientos de Dios. Estas bendiciones incluyen prosperidad, victoria sobre sus enemigos y beneficios para su descendencia. Por el contrario, Moisés advierte de las maldiciones que caerán sobre el pueblo si se aleja de Dios. Estas maldiciones incluyen la enfermedad, el hambre y la derrota a manos de sus enemigos.
Las bendiciones y maldiciones sirven para recordarle a los israelitas que sus acciones tendrán consecuencias. Destacan la importancia de la obediencia y la fidelidad al pacto de Dios. Las bendiciones significan el favor de Dios y las recompensas que conlleva la obediencia, mientras que las maldiciones sirven de advertencia contra la desobediencia y los resultados negativos que se derivan de ella.
En el capítulo 29 Moisés vuelve a dirigirse a los israelitas para recordarles el pacto que hicieron con Dios en el monte Sinaí. Renueva el pacto y subraya la importancia de permanecer fieles a él. Moisés advierte al pueblo de los peligros de la idolatría y de las consecuencias que se derivarán si se desvían del camino de la rectitud.
La renovación del pacto significa el compromiso de los israelitas con Dios y su promesa de obedecer Sus mandamientos. Es un recordatorio de la relación permanente entre Dios y Su pueblo. Mediante este acto, Moisés refuerza la importancia del pacto y la necesidad de que los israelitas permanezcan fieles a él.
El capítulo 30 del Deuteronomio subraya la importancia de la elección. Moisés recuerda a los israelitas que tienen la capacidad de elegir entre la vida y la muerte, las bendiciones y las maldiciones. Les insta a elegir la vida obedeciendo los mandamientos de Dios y andando por Sus caminos. Moisés hace hincapié en que elegir la vida no sólo beneficiará a los israelitas, sino también a sus descendientes.
La llamada a elegir la vida en el capítulo 30 del Deuteronomio es un poderoso mensaje que resuena más allá de la época de Moisés. Es una llamada a dar prioridad a la rectitud y a tomar decisiones que se ajusten a la voluntad de Dios. Al elegir la vida, los israelitas no sólo aseguran su propio bienestar, sino también un futuro lleno de bendiciones para las generaciones venideras.
En el capítulo 31 Moisés le reitera al pueblo la fidelidad de Dios y les promete que Él irá delante de ellos cuando entren en la Tierra Prometida. Como Dios le había ordenado, Moisés nombra a Josué su sucesor, garantizando así una transición de liderazgo sin tropiezos.
Las últimas palabras de Moisés en el capítulo 31 del Deuteronomio están cargadas de ánimo y esperanza. Recuerda a los israelitas que, aunque él no esté con ellos, Dios siempre estará a su lado. Moisés confía el liderazgo a Josué, afirmando su fe en el sucesor elegido por Dios. Este pasaje sirve de recordatorio de la importancia de transmitir la sabiduría y asegurar un legado de fe.
El capítulo 32 contiene el cántico de Moisés, una pieza poética y poderosa que relata la historia de los israelitas y advierte de las consecuencias de alejarse de Dios. El cántico destaca la fidelidad de Dios y la infidelidad de los israelitas, sirviendo de recordatorio de la importancia de permanecer fieles al Señor. Este cántico es una forma única y profunda de impartir sabiduría. Mediante la poesía y las imágenes, Moisés capta la esencia del viaje de los israelitas y los retos a los que se enfrentan. El cántico sirve de advertencia, recordando al pueblo las consecuencias de desviarse del camino de Dios y la importancia de mantenerse fieles.
El capítulo 33 contiene las bendiciones de Moisés para las tribus de Israel. En este capítulo, Moisés imparte bendiciones individuales a cada tribu, reconociendo sus singulares fortalezas y contribuciones a la nación. Estas bendiciones sirven como recordatorio del amor y el favor de Dios hacia Su pueblo. Las bendiciones ponen de relieve la unidad y la diversidad de la nación. Cada tribu recibe una bendición específica que se ajusta a su carácter y papel dentro de la comunidad. Estas bendiciones refuerzan la importancia de la unidad y la cooperación entre los israelitas.
El capítulo 34 del Deuteronomio marca el final del camino para Moisés. Describe su muerte y su legado. relata que los israelitas lloraron la pérdida de su gran líder durante treinta días. Finalmente se describe a Moisés como un profeta sin igual, con el que Dios habló cara a cara.