Amós profetizó juicio contra el reino de Israel en un tiempo en el que la nación disfrutaba de un periodo de prosperidad, al menos para las clases pudientes. Israel había incluso expandido sus fronteras durante el reinado de Jeroboam II (2 Reyes 14:23-29). Poco se imaginaban los israelitas que por su falsa religiosidad, idolatría e injusticia social el castigo de Dios en forma del exilio y la destrucción de la nación estaban cercanos.
Amós pronunció juicio también contra las naciones vecinas. Tras el castigo estas naciones desaparecerían de la historia, pero para Israel y Judá vendrá un tiempo en el que Jehová establecerá el reino eterno que prometió a David. En ese día Israel y Judá volverán a su tierra, formarán una sola nación y nunca más serán desarraigados.
Autor y Fecha
Amós cuyo nombre significa “portador de la carga” fue un profeta nativo de Tecoa, un pueblo de Judá a unas 10 millas al sur de Jerusalén. Antes de ser profeta había sido pastor o más bien criador de ovejas tal como la palabra hebrea noqed que usa para describirse parece indicar. También fue recolector de higos silvestres (1:1; 7:14). Aunque vivía en Judá, el reino del sur, Dios lo llamó a viajar al reino del norte y enfrentarse a los ricos y poderosos que practicaban la idolatría, oprimían a los pobres y perseguían a los profetas de Jehová.
El libro de Amós fue muy probablemente el primero de los libros proféticos que se escribió. Amós profetizó “en días de Uzias rey de Judá y Jeroboam, hijo de Joas, rey de Israel, dos años antes del terremoto”. Este Jeroboam era Jeroboam II que reinó sobre el reino del norte del 793 al 753 a.C. Excavaciones arqueológicas confirman que hubo un gran terremoto en Israel alrededor del año 760 a.C. precisamente durante el reinado de estos reyes. Zacarías 14:5 también hace alusión a este terremoto y el historiador judío Josefo también lo menciona[1].
Trasfondo Histórico
El ministerio de Amós se desarrolló para la misma época que el de Isaías, Oseas y Jonás. Este fue un periodo durante el cual el reino de Israel, aprovechando una debilidad temporera de los asirios, expandió su territorio tal como había sido predicho por el profeta Jonás (2 Reyes 14:25). Como ya señalamos, en ese tiempo el reino de Israel también alcanzó una gran prosperidad económica. Sin embargo, todo este aparente bienestar estaba acompañado de una gran desigualdad social, apatía hacia el culto a Jehová, idolatría e inmoralidad. La causa principal de esta corrupción moral era el culto a Baal y otros dioses cananeos que se había promovido desde que el reino de Israel se estableció bajo Jeroboam I como un reino separado del de Judá (1 Reyes cap.12). Amós fue llamado por Dios para señalar y confrontar este pecado. En esos momentos los asirios habían restablecido su poder y buscaban expandir su territorio atacando a las naciones vecinas. Si el pueblo de Israel no se arrepentía de su maldad y le buscaban de todo corazón, Dios utilizaría a los asirios como su instrumento de juicio. Desafortunadamente el pueblo no obedeció a la voz de Dios por medio del profeta y en el 722 a.C. los asirios invadieron y destruyeron el reino de Israel. En el reino de Judá, sin embargo, unos 21 años después Dios, respondiendo al clamor de Ezequías un rey piadoso, libró al pueblo de una suerte similar al destruir milagrosamente al ejército asirio.
Textos clave
Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como corriente inagotable. (Amós 5:24 LBLA)
Entonces respondió Amós y dijo a Amasías: Yo no soy profeta, ni hijo de profeta, sino que soy boyero y cultivador de sicómoros. Pero el SEÑOR me tomó cuando pastoreaba el rebaño, y me dijo: Ve, profetiza a mi pueblo Israel. (Amós 7:14-15 LBLA)
En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David, repararé sus brechas, levantaré sus ruinas, y lo reedificaré como en tiempo pasado, para que tomen posesión del remanente de Edom y de todas las naciones donde se invoca mi nombre —declara el SEÑOR, que hace esto. He aquí, vienen días —declara el SEÑOR— cuando el arador alcanzará al segador, y el que pisa la uva al que siembra la semilla; cuando destilarán vino dulce los montes, y todas las colinas se derretirán. Restauraré el bienestar de mi pueblo Israel, y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; también plantarán viñas y beberán su vino, y cultivarán huertos y comerán sus frutos. Los plantaré en su tierra, y no serán arrancados jamás de la tierra que les he dado —dice el SEÑOR tu Dios. (Amós 9:11-15 LBLA)
Recorriendo el libro de Amós
Amós anunció juicio no sólo contra Israel sino contra las naciones vecinas y el reino de Judá. Ahora bien, su atención principal fue dirigida a Israel el reino de diez tribus en el norte. La prosperidad económica de este reino realmente sólo beneficiaba a un pequeño grupo de ricos privilegiados. Los demás miembros de la nación sufrían injusticias y abusos. Peor aún, los ricos pensaban que su riqueza se debía a que eran muy religiosos a pesar de que lo que tenían era una religiosidad falsa e hipócrita.
Divisiones del libro de Amós
Luego del versículo inicial en el cual Amós se identifica, El resto del libro puede naturalmente dividirse en tres partes.
- Juicio sobre ocho naciones incluyendo a Judá e Israel 1:2 – 2:16
- Amós predica juicio contra Israel – Capítulos 3-6
- Visiones de Amós acerca del juicio de Dios y la restauración final de Israel. Capítulos 9-11
1:2 – 2:16 Juicio sobre las naciones
Amós comienza pronunciando juicio contra seis naciones vecinas de Judá e Israel. Cada una de estas naciones era culpable de crímenes e injusticias contra otros pueblos. Aunque estas naciones no tenían la Ley de Moisés que había sido dada a los israelitas, eran responsables ante Dios por violar la ley universal de Dios, lo que Pablo en Romanos 2:15 llama “la ley escrita en sus corazones”. Las acciones por las que Dios enjuició a estas naciones eran vistas como malvadas tanto por la ley de Moisés como por los pueblos vecinos.
- Siria (identificada por el nombre de su capital Damasco) por su crueldad contra la Galaad, una región de Israel al lado oriental del Jordán
- Los filisteos identificados por Gaza, Asdod, Ascalón y Ecrón, cuatro de sus ciudades principales, por esclavizar y deportar a otros pueblos.
- Fenicia, identificada por el nombre de Tiro su principal ciudad por haber vendido un pueblo a los edomitas para que les sirvieran como esclavos y por haber violado un tratado.
- Edom por su enemistad y maldad contra sus parientes israelitas
- Amón por su violencia que los llevó incluso a abrir el vientre de las mujeres embarazadas para matarlas tanto a ellas como a sus hijos por nacer
- Moab por haber quemado los huesos del rey de Edom.
Luego Amós pronuncia juicio contra el reino de Judá por haber desechado la Ley y los estatutos de Dios e imitar las prácticas idolátricas de muchos de sus antepasados. Finalmente, Amós denuncia los pecados del reino de Israel. El mensaje de juicio contra Israel es mucho más extenso que el de las demás naciones. Habían oprimido a los pobres y desvalidos, habían pervertido la justicia, practicaban la inmoralidad sexual, abusaban de los que habían tomado prestado dejando sus vestiduras como garantía, hacían a los nazareos violar sus votos dándoles a beber vino y ordenaban a los profetas de Jehová que no profetizaran.
Al comienzo de cada uno de los mensajes a las naciones Amós repite la frase: “Por tres pecados de… y por el cuarto no revocaré su castigo”. Sin embargo, excepto en el caso de Israel Amós sólo cita uno de los pecados, probablemente el cuarto que es el que finalmente desbordó la copa de la ira de Dios. Cada una de las declaraciones de juicio sigue el mismo patrón. Primero una declaración de juicio irrevocable, luego una descripción del pecado a causa del cual viene el juicio y finalmente una descripción del castigo.
Capítulos 3-6 Mensajes de Juicio contra Israel.
En estos capítulos Amós presenta cinco mensajes de juicio contra el reino de Israel. Los primeros tres comienzan con la frase “Oíd esta palabra”. En estas prédicas Amós expone los pecados del pueblo y su abandono de los estándares establecidos en el pacto. Los incita a vivir de acuerdo con la Ley. Habla acerca de los que no saben hacer lo recto, sino que acumulan violencia y rapiña en sus palacios (3:10). En el capítulo cuatro señala a las mujeres ricas de Samaria a las que llama “vacas de Basán”. Estas oprimían a los pobres mientras pedían a sus maridos que les llevaran bebidas. Amós sabe que el castigo de Dios es inevitable y que el reino del norte pronto dejaría de existir. Por eso a comienzos del capítulo cinco presenta un cántico de lamento similar a los que se hacían en los funerales.
Capítulos 7-9 Visiones del juicio de Dios y la restauración final de Israel.
Son cinco visiones. Comienza con dos visiones acerca de juicios que estaban preparados para el pueblo de Israel de los cuales Dios se arrepiente. La primera es de un enjambre de langostas que devoraba las cosechas y hasta la hierba de la tierra. La segunda fue de un gran fuego que comenzó a consumir la tierra. Ambas visiones demuestran que Dios ha tenido gran misericordia de su pueblo. La tercera y la cuarta, por el contrario, revelan que ya Dios no tendrá más paciencia con el pueblo rebelde de Israel. La última presenta el juicio venidero. Aunque el mensaje predominante de Amós a través de todo el libro es uno de juicio y castigo para Israel el mensaje final (9:11-15) es uno de esperanza. Al final Dios restaurará el reino prometido a David, el pueblo regresará a la tierra prometida en la que vivirá en paz y prosperidad. Nunca volverá a ser sacado de su tierra.
[1] Walvoord, John F. y Zuck, Roy B. The Bible Knowledge Commentary. Cook Communications Ministries – Amos: Introduction