Epístola a los Colosenses
Autor
Pablo con la colaboración de Timoteo
Fecha
Alrededor del 60 d.C. Efesios y Filemón también fueron escritas por este mismo tiempo.
Textos clave
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. (Colosenses 1:15-16 LBLA)
Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él; (Colosenses 2:6 LBLA)
Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (Colosenses 3:1-2 LBLA)
La carta de Pablo a los Colosenses es una exposición rica y profunda del evangelio de Jesucristo. Destaca la supremacía y suficiencia de Cristo, la belleza de su obra reconciliadora y el poder transformador del evangelio. Las exhortaciones de Pablo se fundamentan en una profunda comprensión de quién es Cristo y de lo que ha hecho por su pueblo. Para los cristianos de hoy que enfrentados a los retos de vivir su fe en un mundo complejo y confuso, la carta ofrece sabiduría y orientación aplicable a todo tiempo y circunstancia.
Colosenses, Efesios, Filipenses y Filemón se conocen como las epístolas de la prisión ya que Pablo las escribió mientras estaba preso en Roma. Aunque algunos han sugerido que al menos algunas de estas cartas fueron escritas desde Cesarea donde Pablo también estuvo preso, o desde Éfeso, la evidencia existente apoya fuertemente a Roma como su lugar de origen.
La carta a los Colosenses es una poderosa expresión de la verdad del Evangelio y la preocupación pastoral de Pablo. Destaca la supremacía y suficiencia de Cristo, la belleza de su obra reconciliadora y el poder transformador del evangelio. Pablo no fue el fundador de esta iglesia y al parecer tampoco la había visitado, pero se mantenía atento a lo que allí sucedía. Se sentía gozoso por la fe de estos hermanos, pero también estaba preocupado por ciertas enseñanzas promovidas por falsos maestros.
La Iglesia en Colosas
Colosas era una ciudad situada en Asia Menor en el territorio de la actual Turquía. Antiguamente había sido una ciudad de gran actividad comercial, pero para la época en que Pablo escribe se había reducido y perdido gran parte de su importancia. El fundador, o al menos uno de los fundadores, de la iglesia en Colosas fue Epafras un residente de dicha ciudad que se cree se convirtió al Evangelio mientras estaba de viaje en Éfeso. Al regresar a Colosas llevó el mensaje y fundó o ayudó a fundar allí una iglesia. En Colosas vivía una gran cantidad de judíos y al parecer estos formaban una parte considerable de los miembros de esta iglesia.
¿Por qué Pablo escribió esta carta?
En esta epístola tenemos una versión concisa de los aspectos fundamentales del Evangelio. Esta exposición era necesaria porque la fe de los creyentes colosenses se encontraba amenazada por las enseñanzas de falsos maestros. Estos impulsaban lo que pudiera ser una mezcla de legalismo y misticismo judío y/o pagano. Según estudios recientes entre los judíos estaba comenzando a formarse un tipo de misticismo conocido como Merkabah. Este ha sido señalado como una de las más probables fuentes de esta herejía. Este tipo de misticismo pretendía alcanzar visiones del trono de Dios semejantes a las de Ezequiel que encontramos en el primer capítulo del libro de este profeta. Además, pretendían ascender místicamente al cielo para allí participar en la adoración de los Ángeles a Dios. Para alcanzar esta meta los creyentes debían someterse a prácticas ascéticas (autodisciplina severa y renuncia a los placeres) y cumplir estrictamente con cada detalle de la Ley de Moisés[1]. Estas enseñanzas eran prácticas extrañas al evangelio y un desafío a la suficiencia y supremacía de Cristo.
Mientras estaba preso, Pablo se enteró de este problema y escribió esta carta en la que presenta a Cristo como el único fundamento del verdadero Evangelio y expone el peligro de seguir enseñanzas no acordes con este. En Colosenses Pablo no sólo afirma la supremacía de Cristo y la suficiencia de Su obra sino que traza las implicaciones del Evangelio para la vida de los creyentes.
Las falsas enseñanzas en la iglesia de Colosas
De lo que se desprende de la carta la herejía que amenazaba a los colosenses tenía las siguientes características.[2]
- Un ataque a la centralidad de Cristo
- Especulaciones filosóficas
- Diversas prohibiciones, entre ellas las relacionadas con alimentos
- Observancia de rituales religiosos judíos
- Adoración de los ángeles o tal vez intentos de participar junto a los ángeles en la adoración a Dios en el cielo
- Prácticas ascéticas
Divisiones principales de la Epístola a los Colosenses
La carta puede dividirse en dos secciones principales: la sección doctrinal (capítulos 1-2) y la sección práctica (capítulos 3-4). En la sección doctrinal, Pablo ofrece un majestuoso retrato de Cristo como imagen del Dios invisible (1:15), creador y sustentador de todas las cosas (1:16-17), cabeza de la Iglesia (1:18) y reconciliador de todas las cosas mediante su muerte y resurrección (1:20-22). Pablo subraya que los colosenses han entrado en una nueva relación con Dios mediante la fe en Cristo, que les ha perdonado sus pecados y los ha reconciliado con Dios (1:13-14). En contraste con los falsos maestros que propugnaban un complejo sistema de normas y reglamentos, Pablo insiste en que los colosenses están completos en Cristo (2:9-10) y no necesitan ninguna práctica religiosa adicional para asegurar su salvación.
En los capítulos 3 y 4 la atención de Pablo se centra en aconsejar a los colosenses acerca de cómo han de vivir de forma cónsona con la nueva relación con Dios hecha posible por la muerte y resurrección de Cristo.
Sección Doctrinal – Capítulos 1 y 2
Pablo utiliza en Colosenses 1:15-20 lo que muchos estudiosos del Nuevo Testamento creen que es uno de los primeros himnos cristianos. Este pasaje afirma que Cristo es la imagen del Dios invisible, es decir, que es la representación perfecta de Dios ante la humanidad. Luego describe a Cristo como el Creador y sustentador de todas las cosas, indicando que Cristo no sólo es la fuente de toda vida, sino que además es quien mantiene todo unido en el universo. También afirma que Cristo es la cabeza de la Iglesia, lo que significa que es el líder y la máxima autoridad de la Iglesia, la cual es su cuerpo.
Pablo llama a Cristo el Primogénito de toda creación usando la palabra griega prōtotokos. Si Pablo hubiese querido decir que Cristo fue meramente el primer ser creado hubiese usado la palabra griega prōtoktisis.
Pablo enseña que, mediante la muerte y resurrección de Cristo, Dios ha reconciliado consigo todas las cosas. En otras palabras, Cristo ha hecho la paz entre Dios y la humanidad, superando la separación que el pecado había creado entre ellos. La obra reconciliadora de Cristo es un aspecto central del mensaje evangélico, y es la base de la salvación de los colosenses.
En el capítulo 2, Pablo advierte a los colosenses que no se dejen cautivar por la filosofía y el engaño que se fundamentan en las tradiciones humanas y en los espíritus elementales del mundo, y no en Cristo. Con esto quiere decir que no deben dejarse engañar por los falsos maestros que promueven un sistema de normas y reglamentos basados en la sabiduría humana y no en el Evangelio.
Pablo también recuerda a los colosenses que, en Cristo, han sido circuncidados con una circuncisión hecha sin manos. En efecto, los colosenses han sido circuncidados espiritualmente, y sus corazones han sido purificados por su fe en Cristo, y no por la circuncisión física o la adhesión a la ley judía. Esto representa un alejamiento radical del mensaje de los falsos maestros, que hacían hincapié en la necesidad de seguir la ley judía para ser salvos.
Sección Práctica – Capítulos 3 y 4
Los capítulos 3 y 4 de Colosenses presentan instrucciones prácticas para la vida cristiana. El énfasis de Pablo en estos capítulos recae en la necesidad de que los colosenses vivan de forma compatible con su nueva identidad en Cristo.
Comenzando el capítulo 3, Pablo exhorta a los colosenses a poner la mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra (3,2). Explica que, habiendo resucitado con Cristo, deben buscar las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios (3:1). Al resucitar con Cristo han desechado su naturaleza terrenal, que incluye la inmoralidad sexual, la impureza, la lujuria, los malos deseos y la codicia (3:5). En su lugar, como nuevas criaturas están vestidos de una nueva humanidad, que se renueva en el conocimiento según la imagen de su Creador (3:10). Su vida debe reflejar su nueva realidad como escogidos de Dios, santos y amados.
A continuación, Pablo da instrucciones concretas sobre cómo los creyentes deben relacionarse entre sí. Les insta a revestirse de un corazón compasivo, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (3:12). También deben soportarse unos a otros y perdonarse mutuamente, como Cristo les perdonó (3:13). También los anima a dejar que la palabra de Cristo reine en sus corazones y a ser agradecidos (3:15-17). Finalizando el capítulo Pablo aborda el tema de las relaciones dentro de la familia y la relación de los siervos con sus amos terrenales.
En el capítulo 4, Pablo pide a los colosenses que permanezcan firmes en la oración y que oren por él y por sus compañeros de ministerio (4:2-3). Les anima a ser sabios en su trato con los de fuera y a aprovechar bien su tiempo (4:5). Finalmente, Pablo menciona por su nombre a varias personas y envía saludos de su parte a los colosenses (4:7-17).
[1] Köstenberger, Andreas J.; Kellum, L. Scott; Quarles, Charles L. The Cradle, the Cross, and the Crown B&H Publishing Group, Kindle Edition. 2016, p.688
[2] Ver: Dockery, David S., and Holman Bible Editorial Staff. Holman Concise Bible Commentary. Holman Reference, 2016. P.587.