Filipenses: Gozo, humildad y unidad en la Iglesia
Filipenses es una carta llena de gozo, afecto, grandes verdades cristológicas y aliento práctico para nuestro caminar diario con Cristo en total dependencia de su gracia y poder.
Cuando Pablo escribió esta carta estaba encarcelado, pero que aún así se regocija y alienta a la iglesia en Filipos a tener gozo en Cristo en todo momento y situación. Esta carta revela el profundo amor, la unidad y comunión entre Pablo y la iglesia que él fundó, expresado en acciones prácticas de apoyo mutuo.
Filipenses se enfoca en la persona de Cristo señalándonos que vivir dignamente para Él ha de ser la máxima prioridad del cristiano.
Finalmente, en medio de advertencias contra falsos maestros, Pablo ofrece una visión fundamental de la madurez cristiana. Nos insta a crecer en santidad, discernimiento, amor y en la expresión práctica de nuestra fe. La meta espiritual que se nos presenta es imitar a Cristo y avanzar firmemente hacia el llamado celestial en él.
Textos clave
El pasaje central de la epístola lo encontramos en 2:5-11. Este pasaje se conoce como el “himno cristológico” y constituye una de las más exaltadas expresiones acerca de la divinidad y la obra de Cristo. Presenta a Cristo como el modelo supremo de humildad y servicio el cual debemos imitar como creyentes. Este pasaje lo analizaremos más adelante en mayor detalle.
Otros textos clave son:
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21)
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo (Filipenses 2:3)
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, (Filipenses 3:8 RVR60)
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:12-13)
Textos tomados de RVR60
Trasfondo histórico de la epístola de Pablo a los Filipenses
La epístola a los Filipenses fue escrita por el apóstol Pablo durante uno de sus encarcelamientos. Muy probablemente se trata de su primer encarcelamiento en Roma alrededor del año 60-62 d.C. En ese momento, Pablo estaba bajo arresto domiciliario, pero tenía cierta libertad para recibir visitantes y escribir.
La iglesia Filipos fue fundada por Pablo durante su segundo viaje misionero, registrado en Hechos 16. Filipos era una ciudad importante ubicada en la provincia romana de Macedonia y fue la primera ciudad de esa región en la que Pablo ministró. Pablo comenzó su ministerio allí junto a Silas y Timoteo predicando un sábado a la orilla de un río donde pensaba que gente se reuniría para orar. Allí encontró un grupo de mujeres entre las que se encontraba una vendedora de púrpura llamada Lidia que se convirtió al evangelio junto con su familia. Sin embargo, poco después la situación se tornó difícil ya que luego de expulsar un espíritu de adivinación de una esclava, Pablo fue encarcelado junto con Silas. Sin embargo, allí Dios intervino milagrosamente, tras lo cual se convirtió el carcelero junto con su familia, plantando así la semilla de la iglesia.
Pablo mantuvo una relación cercana con la iglesia en Filipos. En varias ocasiones ellos le enviaron apoyo financiero para su trabajo misionero. Ahora, al enterarse de su encarcelamiento en Roma, ellos enviaron una ofrenda con Epafrodito para asistir a Pablo.
En la epístola, Pablo expresa su aprecio por la ayuda de ellos. También los anima a mantenerse firmes en medio de la persecución externa y las disensiones internas que enfrentaban. Los exhorta a tener unidad, humildad y a mantener el gozo cristiano en todo momento. La carta transmite el optimismo de Pablo de que el evangelio continuará avanzando y triunfando, a pesar de su aprisionamiento.
Temas principales
- Gozo en medio de la adversidad: A pesar de estar encarcelado, Pablo rebosa de gozo y alienta a los filipenses a estar siempre gozosos en el Señor, aún en medio de las pruebas. El gozo no depende de las circunstancias sino de la presencia de Cristo en sus vidas.
- Unidad dentro de la iglesia: Pablo insta repetidamente a la iglesia a permanecer unida, deponiendo los intereses egoístas y teniendo un mismo propósito y pensamiento en Cristo. Esta unidad requiere humildad y la actitud de considerar a los demás como superiores a nosotros mismos.
- Cristo, nuestro máximo ejemplo: Pablo presenta a Cristo como el supremo ejemplo de humildad y servicio desinteresado. Exhorta a los creyentes a tener la misma actitud, siguiendo sus pasos.
- El crecimiento espiritual hacia la madurez: Pablo alienta a sus lectores a crecer en santidad, discernimiento, pureza y la expresión práctica de su fe. Deben avanzar decididamente hacia la meta espiritual a la que Dios los ha llamado en Cristo.
- Cristo sobre todas las cosas: Pablo presenta sus grandes logros y credenciales según la ley y entre los fariseos, los cuales ahora ve como algo sin valor. Afirma que conocer a Cristo es mucho más excelente que cualquier logro o posesión humana. Vivir es Cristo, y la máxima ganancia es partir para estar con él.
Resumen de la Epístola a los Filipenses
Capítulo 1
Luego de saludar a los filipenses, Pablo expresa su agradecimiento y oración constante por ellos (versículos 3-4). Está convencido de que Dios, quien inició la buena obra en los creyentes de Filipos, la perfeccionará hasta el día en que Cristo vuelva (versículo 6).
El apóstol comunica el gran afecto que siente por ellos y su anhelo de estar juntos nuevamente (versículo 8). Ora para que el amor de los filipenses hacia Dios crezca en conocimiento y discernimiento (versículo 9). Quiere que disciernan y elijan lo mejor para presentarse puros e irreprochables ante Cristo cuando Él regrese (versículo 10).
Luego, Pablo habla de su encarcelamiento y cómo esto ha favorecido la expansión del evangelio (versículos 12-14), ya que otros se han sentido motivados a predicar con valentía al ver el ejemplo de Pablo. Algunos, sin embargo, predican a Cristo por motivos egoístas intentando causar aflicción a Pablo. Sin embargo, Pablo se regocija porque de todos modos Cristo es proclamado (versículos 15-18).
El apóstol sabe que esto resultará en su liberación, sea por vida o por muerte, pues para él vivir es Cristo y morir es ganancia (versículos 19-21). Personalmente quisiera partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, pero entiende que permanecer vivo es más necesario por causa de los Filipenses y otros creyentes (versículos 22-26).
Así que Pablo los insta a vivir de una manera digna del evangelio y sin dejarse amedrentar por los adversarios ya que el sufrir por la causa de Cristo no es una vergüenza sino un privilegio (versículos 27-30).
Capítulo 2
Pablo comienza este capítulo recordándoles a los creyentes filipenses que deben vivir en armonía, buscando la unidad y evitando las actitudes egoístas. Les insta a tener humildad, a considerar a los demás como superiores y a no buscar solo sus propios intereses.
Usando el ejemplo supremo de Jesús, quien siendo Dios, se humilló a sí mismo y se hizo hombre para morir en la cruz por nosotros, Pablo les dice que ese es el modelo de actitud que deben tener. (Versículos 5-11) Así como Dios exaltó a Jesús, también exaltará a quienes se humillen a sí mismos.
Filipenses 2:5-11 Humillación y Exaltación de Cristo
Filipenses 2:5-11 es un vital pasaje cristológico acerca la encarnación y exaltación de Jesucristo. Este pasaje que algunos estudiosos de la Biblia creen que es o forma parte de un himno de la Iglesia primitiva, exalta la grandeza de Cristo en su encarnación y resurrección. Revela el camino hacia la verdadera grandeza: a través de la humildad, la obediencia y la entrega sacrificial.
Analicemos el pasaje por partes:
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (v.5).
– Pablo exhorta a los filipenses a tener la misma actitud que tuvo Jesucristo. Se apresta a presentarlo como el máximo ejemplo de humildad. Si Cristo que es la cabeza de la Iglesia tuvo esa actitud, los miembros de la Iglesia, que es su cuerpo deben también tenerla.
“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse” (v.6).
– A pesar de existir eternamente como Dios, Cristo no consideró su posición y autoridad divinas como un privilegio que hubiera que mantener celosamente.
“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (v.7).
– En un acto supremo de amor y gracia, el Hijo de Dios renunció voluntariamente a su gloria celestial y se hizo plenamente humano al nacer como un bebé indefenso.
“Y hallándose en forma humana, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (v.8).
– En su humanidad, Cristo se rebajó para someterse en la cruz a una muerte humillante, cruel y vergonzosa, porque ésa era la voluntad del Padre para proveer salvación.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (v. 9).
– Como recompensa por su obediencia y entrega absolutas, fue resucitado de entre los muertos, ascendió al cielo y el Padre le concedió una supremacía total y una posición de honor por encima de toda autoridad.
“Para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla… y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor…” (v.10-11).
– Al final de los tiempos, todo ser creado se inclinará ante Cristo y proclamará su señorío absoluto sobre el universo. Él es infinitamente superior y merece nuestra total adoración.
Basado en el sacrificio y obediencia que los filipenses han demostrado en el pasado, Pablo los anima a ocuparse en su salvación con “temor y temblor”, recordándoles que tanto el querer como el hacer vienen de Dios. Los insta a hacer todo sin quejas ni discusiones, para que sean sin tacha y resplandezcan en medio de una generación perversa. Pablo afirma que si actúan así él se regocijará aún si es sacrificado en servicio al evangelio, porque sabrá que su vida y su trabajo no habrá sido en vano.
Para saber cómo están y animarlo al recibir noticias de ellos Pablo espera enviarles pronto a su hijo en la fe Timoteo. También espera ir él en persona muy pronto.
Mientras tanto, les envía a Epafrodito, gran colaborador de Pablo quien estuvo al borde de la muerte por la causa de Cristo. Los instruye a que lo reciban con gozo y tengan en alta estima a los que son como él.
Capítulo 3
A comienzos de este capítulo Pablo advierte a los filipenses en contra de ciertos falsos maestros que insisten en que la circuncisión al igual que otras prácticas judías son necesarias para la salvación (v. 1-3).
Luego, usando su propia vida como ejemplo, Pablo explica que antes de su conversión al Evangelio confiaba para ser justificado ante Dios en su linaje judío y en su celo por cumplir la ley. Sin embargo ahora considera todo eso como basura al compararlo con el valor supremo de conocer a Cristo (v. 4-8). Sabe que ni la ley ni nuestros logros pueden hacernos justos delante de Dios. Eso sólo lo puede lograr por medio de la fe Cristo. Ahora lo que Pablo más anhela es estar unido a Cristo, identificarse con su muerte y resurrección, y experimentar el poder de su resurrección (v. 9-11).
Reconoce que aún no ha alcanzado la perfección, pero se esfuerza por lograr el premio celestial al cual Dios lo ha llamado en Cristo (v. 12-14). Quienes son maduros espiritualmente deben tener esta misma actitud, en lugar de imitar a aquellos que solo buscan las cosas terrenales (v. 15-19).
La ciudadanía del cristiano está en el cielo, y de allí esperamos a Jesucristo, quien con el mismo poder con que sujetará todas a sí mismo, transformará nuestros cuerpos mortales para que sean semejante a Su cuerpo glorioso (v. 20-21).
Capítulo 4
Pablo comienza el capítulo instando amorosamente a los filipenses a mantenerse firmes en el Señor, ya que ellos son su gozo y corona (v.1). Luego les ruega a Evodia y Síntique, dos mujeres que habian luchado junto a Pablo en la expansión del evangelio que resuelvan sus diferencias. (v. 2-3).
Siempre deben regocijarse en el Señor en toda situación y mostrar bondad hacia todos, porque el Señor está cerca (v. 4-5). No deben estar afanosos por nada, sino más bien presentar sus peticiones a Dios con acción de gracias. De este modo la paz de Dios guardará sus corazones y pensamientos (v. 6-7). Luego les insta a pensar en todo lo verdadero, honesto, justo, puro, amable y honorable. De ese modo el Dios de paz estará con ellos (v.8-9).
Fiunalmente Pablo se regocija en el Señor por la ofrenda que le enviaron por medio de Epafreodito. No porque sufra escasez ya que ha aprendido a vivir con contentamiento en toda situación por el poder de Cristo que le fortalece (v.10-13). Sin embargo, fue muy bondadoso de su parte socorrerle en sus necesidades (v.14-18). Dios suplirá todo lo que les haga falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (v.19).
La carta termina con varios saludos y una bendición final, pidiendo que la gracia del Señor Jesucristo sea con ellos (v.21-23).