El libro de Habacuc nos deja ver la soberanía total de Dios sobre las naciones y sobre el curso de la historia. Dios tiene la capacidad y la autoridad para cumplir sus propósitos utilizando incluso la maldad de los reyes y naciones que no le reconocen ni le sirven. Eventualmente ninguna nación se librará de responder a Dios y recibir el castigo que merecen sus acciones. Dios le muestra a Habacuc que usará a Babilonia un pueblo feroz y malvado para castigar la desobediencia y maldad de Judá. Luego se encargaría también de castigar la maldad de Babilonia. En su soberanía Dios usa para sus propósitos aún a las naciones que no lo reconocen. Sin embargo, eso no las libra de responsabilidad por su maldad. Al final todas tendrán que rendir cuentas a Dios. En cuanto a Israel, su pueblo escogido, tras el castigo Dios traerá salvación. Por eso el libro finaliza con una afirmación de confianza en medio de los tiempos terribles que se avecinan.
Autor y fecha
Conocemos poco acerca del profeta Habacuc. Muchos estudiosos del Antiguo Testamento creen que su nombre proviene del verbo hebreo habac que significa plegar las manos o abrazar. Según otros puede provenir del nombre de una planta (Zondervan Illustrated Bible Dictionary. Premier Reference Series p. 556) Zondervan. Kindle Edition. Algunos estudiosos, fundamentados en el capítulo final del libro que incluye los términos Sigionot y Selah que son indicaciones musicales relacionadas con los himnos hebreos, plantean que Habacuc pudiera ser un levita que ejercía un ministerio musical en el templo.
El libro no dice cuando fue escrito y algunos estudiosos del Antiguo Testamento han sugerido varias fechas probables. La que mejor parece concordar con el contenido del libro es durante el reinado de Joacim entre 608 y 598 a.C. De ser así Habacuc vivió para la misma época que los profetas Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías.
Trasfondo Histórico
A finales del siglo VII a. C los babilonios, que habían estado bajo el dominio de los asirios, se declararon independientes de estos y eventualmente los dominaron. De este modo se convirtieron en la nación de mayor poderío en el cercano oriente. En el 605 a. C Nabucodonosor, rey de Babilonia atacó Jerusalén y envió al exilio un primer grupo de judíos entre los que se encontraban Daniel y sus tres amigos. En 597 y 586 a. C Nabucodonosor deportó a Babilonia otros dos grupos de judíos. En este último año los babilonios no sólo invadieron a Judá, sino que destruyeron el templo.
Antes de que esto sucediera Dios advirtió al pueblo por medio de sus profetas. A Jeremías le reveló que el pueblo estaría fuera de su tierra durante setenta años. En el caso de Habacuc es el propio profeta quien viendo la maldad imperante le pregunta a Dios por qué no castiga a los culpables. Dios le revela que habrá de castigar la maldad del pueblo, pero la forma en que habría de hacerlo dejó aún más perplejo al profeta.
Durante su reinado Josías llevó a cabo extensas reformas religiosas, destruyó altares paganos, destituyó a los sacerdotes idólatras y condujo al pueblo a comprometerse a guardar la ley. Sin embargo, tras la muerte de Josías la nación volvió rápidamente a sus pecados. Joacim, hijo de Josías “hizo lo malo ante los ojos de Jehová”(2 Reyes 23:37) y dio dio marcha atrás a casi todas las buenas reformas que su padre había impulsado. El pueblo cayó nuevamente en idolatría, sincretismo, corrupción y abuso rampante de los pobres. Además, surgieron muchos falsos profetas que engañaban al pueblo.
Textos Clave
Habacuc 2:4 RVR60 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
Los babilonios eran orgullosos, confiaban en su propia potencia militar, no en Dios. No dudaban para hacer mal y despojar a otras naciones. Por tanto, terminarán siendo castigados por Dios y destruidos. Sin embargo, los pocos del pueblo de Judá que, como Habacuc, ponen su fe en Dios vivirán. En el Nuevo Testamento se cita tres veces este versículo con una aplicación mucho más amplia. En Romanos 1:17; y Gálatas 3:11 Pablo lo cita para demostrar que la salvación, la vida eterna solo se obtiene por medio de la fe en Cristo. También se cita en Hebreos 10:38. La cita de este versículo en Romanos influyó enormemente sobre Martín Lutero y provocó en él una comprensión del evangelio y la justicia de Dios que lo condujo a abandonar el sistema de salvación por obras y la venta de indulgencies del catolicismo romano.
Habacuc 3:2 RVR60 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
Habacuc sabia de las grandes obras que Dios había hecho por su pueblo durante la liberación de la esclavitud en Egipto, la conquista de la tierra prometida y otros momentos claves de su historia. Ahora Habacuc pide a Dios que una vez más actúe poderosamente en favor de su pueblo de modo que más allá de haber escuchado lo que sucedió siglos atrás puedan ellos mismos ser testigos del poder y la grandeza de Dios. También le pide que cuando, como ya ha anunciado, castigue a Judá atempere su ira con misericordia.
Habacuc 3:17-18 RVR60 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; (18) Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Habacuc sabe que de ahora en adelante las cosas se pondrán cada vez más difíciles. La extrema escasez y hambruna que presenta Habacuc en estos versículos ocurrió literalmente cuando poco tiempo después los babilonios bajo el liderazgo de Nabucodonosor invadieron y capturaron Jerusalén. En el libro de Lamentaciones encontramos una descripción de las terribles circunstancias por las que pasó el pueblo en esos momentos (Lamentaciones 2:12; 2:20; 4:4; 4:9-10). Habacuc sabe que Dios ya ha determinado el castigo para su pueblo y que no puede hacer nada para evitarlo, pero en medio de todo se fortalece espiritualmente y decide confiar en Dios.
Recorriendo el libro de Habacuc
El tema que se plantea a través de todo el libro de Habacuc es el de la justicia de Dios en su trato con las naciones.
El libro se desarrolla a partir de una serie de preguntas que el profeta le hace a Dios y las respuestas que recibe.
Divisiones del libro de Habacuc
1:1-2:5 – Preguntas de Habacuc y respuestas de Dios
2:6-20 Cinco ayes sobre la maldad de Babilonia
3:1-19 Oración de Habacuc
Habacuc pregunta y Dios le responde 1:1-2:5
Habacuc sentía una gran preocupación por la maldad prevaleciente entre el pueblo de Judá, el reino del sur. Sabía que los impíos pervertían la justicia y perseguían a los justos. La nación estaba llena de violencia y el pueblo no seguía los mandatos de la ley que Dios les había dado por medio de Moisés. Lo más incomprensible para Habacuc era que Dios parecía no hacer nada para evitarlo.
Por tanto, lo primero que quiere saber Habacuc es ¿Por qué Jehová no castiga la injusticia existente en el pueblo de Judá? Esta interrogante y la respuesta de Dios la encontramos en el primer capítulo.
Dios contesta la interrogante de Habacuc, pero la respuesta lo deja aún más perplejo y confundido. Dios no estaba pasando por alto la maldad de la nación, sino que la va a castigar y para esto va a utilizar a los babilonios. En esta respuesta hay algo que Habacuc no puede entender. Era cierto que había mucha maldad en Judá, pero Habacuc también sabe que la maldad de los babilonios es aún mayor que la de Judá. De modo que Habacuc entra en un segundo diálogo con Dios. Su pregunta ahora es ¿Cómo puede un Dios justo utilizar a una nación impía y depravada para castigar a su pueblo?
Los babilonios habían ya conquistado violentamente otras naciones. Habacuc dice de ellos que capturan a sus enemigos como pescadores que atrapan peces indefensos en redes. Para darse una vida de lujo y opulencia los babilonios saqueaban y destruían sin misericordia a otros pueblos. Habacuc parece pensar que al usar los babilonios como instrumento para castigar al pueblo de Judá Dios está promoviendo la injusticia en el mundo al no castigar a los verdaderamente malvados.
El capítulo 2 comienza con Habacuc esperando una respuesta de Dios a esta pregunta. Antes de contestarle Dios le ordena a Habacuc que escriba la revelación que le habrá de dar acerca de sus planes futuros. Esto serviría para dar ánimo a los justos mientras esperaban que el Señor hiciera justicia y cumpliera sus promesas.
Ayes sobre Babilonia 2:6-20
En la visión Dios hace ver al profeta que sus propósitos soberanos superan la comprensión humana y no pueden reducirse a fórmulas simplistas acerca quién merece ser juzgado primero. Dios le revela a Habacuc que eventualmente ninguna nación escapará del juicio de Dios. Jehová finalmente castigará a todos los pecadores, pero a Su tiempo y a Su manera. En este caso juzgaría primero a Judá y luego a Babilonia. El juicio de Babilonia tardaría algún tiempo, pero su llegada era segura.
Dios utiliza cinco ayes o lamentos para describir la maldad de Babilonia por la cual sería juzgada.
- Violencia y despojo hacia otras naciones (2:6-8)
- Orgullo y avaricia (2:9-11)
- Edificaron su ciudad con sangre, es decir masacrando y esclavizando a otros pueblos (2:12-14)
- Corrompieron a las naciones vecinas (2:15-17)
- Idolatría (2:18-19)
El juicio contra Babilonia llegó en el año 539 a. C. cuando los persas bajo el rey Ciro destruyeron el imperio babilonio. Ahora bien, el juicio contra Babilonia que Dios le anuncia al profeta Habacuc parece ser indicativo de un juicio aún mayor al final de los tiempos, es decir el juicio final de la Gran Babilonia en el capítulo 17 y 18 de Apocalipsis. Esto ocurrirá durante el periodo final de la Gran Tribulación.
Oración de Habacuc 3:1-19
El tercer capítulo es una oración en forma de un himno de alabanza y confianza en Dios. Habacuc finalmente se da cuenta de que los planes de Dios siempre son los mejores. Pide a Dios que en medio del castigo a su pueblo recuerde tener misericordia. Finaliza afirmando que se alegrará y esperará en Dios quien lo librará aún en medio de los tiempos terribles que se avecinan, durante los cuales las necesidades básicas de la vida escasearán.