Juan: Jesús el Verbo de Dios

Jesús es bautizado por Juan el Bautista y el Espíritu Santo desciende sobre Él.

El Evangelio Según Juan

Autor

Juan el Apóstol. Hijo de Zebedeo. Juan, su hermano Jacobo y Pedro eran los discípulos más cercanos a Jesús. De los doce apóstoles originales fue el que murió a una edad más avanzada. Es además el autor de tres epístolas y el libro de Apocalípsis.

Fecha

Se cree que Juan escribió su Evangelio alrededor del año 90 d.C. siendo ya de edad avanzada.

Características y temas principales del Evangelio de Juan

El Evangelio de Juan presenta algunas características únicas que lo diferencian de los otros tres Evangelios, a saber, Mateo, Marcos y Lucas, conocidos como los Evangelios sinópticos. Una de las principales características del Evangelio de Juan es su énfasis en la deidad de Jesucristo. A lo largo del Evangelio, Juan presenta a Jesús como el Hijo de Dios, igual a Dios en naturaleza y esencia. Este énfasis en la divinidad de Jesús es evidente en Juan 1:1, donde afirma que en el principio “el Verbo (refiriéndose a Jesús) era Dios”. Juan también incluye varias afirmaciones “Yo soy” hechas por Jesús, como “Yo soy el pan de vida” y “Yo soy la resurrección y la vida”, que resaltan aún más la naturaleza divina de Jesús.

El Evangelio de Juan contiene extensos discursos de Jesús y largos diálogos con sus discípulos o adversarios, más que las parábolas y los dichos más breves que abundan en Mateo, Marcos y Lucas. Estos discursos y diálogos suelen girar en torno a un tema o asunto concreto, como la relación de Jesús con el Padre o la obra del Espíritu Santo.

Esta característica hace de Juan un Evangelio más teológico que nos proporciona verdades profundas sobre Jesús y su misión. Por ejemplo, Juan hace hincapié en el concepto de vida eterna y presenta a Jesús como la fuente de esta vida. En Juan 3:16, uno de los versículos más conocidos de la Biblia, Jesús dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Este versículo resume el énfasis teológico de Juan respecto a la importancia de la fe en Jesús para obtener la vida eterna.

El evangelio de Juan también destaca por su amplio uso de simbolismo y lenguaje metafórico. Juan usa diversos símbolos a lo largo de su Evangelio con el fin de transmitir verdades espirituales. Así por ejemplo, presenta a Jesús como la “Luz del mundo” y el “Pan de vida” y describe a los creyentes como nacidos de nuevo mediante el agua y el Espíritu. Estos símbolos sirven para que el lector comprenda mejor la figura de Jesús y las realidades espirituales que representa.

Además, el Evangelio de Juan se caracteriza por su estructura y organización únicas. A diferencia de los demás Evangelios, que generalmente siguen los acontecimientos en un orden cronológico, Juan dispone su material temáticamente. Presenta una serie de signos y milagros cuidadosamente seleccionados realizados por Jesús. Estos van seguidos de discursos que ofrecen una visión más profunda de su significado. Esta estructura permite a Juan presentar una imagen completa de quién es Jesús y de lo que vino a llevar a cabo.

Por último, el Evangelio de Juan hace especial hincapié en el amor como característica definitoria del discipulado. En Juan 13:34-35, Jesús da a sus discípulos un nuevo mandamiento: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”( RVR60).

Este énfasis en el amor pone de relieve el aspecto relacional del discipulado y subraya la importancia de amar a los demás como reflejo de nuestro amor a Dios.

Resumen del Evangelio de Juan

La primera parte de este Evangelio nos muestra la gloria de Jesús como Dios encarnado y luz del mundo. Vino a este mundo que él mismo había creado, pero su propio pueblo lo rechazó porque preferían las tinieblas del pecado. A partir del capítulo 13 y hasta el final, Juan centra su atención en las últimas horas de Jesús en la tierra, su muerte y resurrección

Capítulos 1-3

Estos tres primeros capítulos son el fundamento sobre el que se construye el resto del evangelio y sobre el que se entiende la misión de Jesús. Además, ofrecen una poderosa introducción a la esencia de las enseñanzas de Jesús y a su papel como Verbo divino hecho carne.

Juan destaca la doble naturaleza de Jesús a la vez humana y divina, la necesidad del nuevo nacimiento espiritual, la importancia de la fe en Jesús para la salvación y la autoridad de Jesús sobre las instituciones religiosas.

El primer capítulo comienza con la profunda declaración “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Esta afirmación sienta las bases del tema central del Evangelio de Juan: Jesús es el Verbo divino hecho carne, el Hijo de Dios eternamente existente que creó el mundo y es la luz de la humanidad. Este capítulo también presenta a Juan el Bautista, a quien se describe no como la luz, sino como un enviado para dar testimonio de la Luz, que es Jesús el Cristo. El capítulo concluye con Jesús llamando a Andrés, Pedro, Felipe y Natanael para que sean sus discípulos.

En el segundo capítulo de Juan, Jesús realiza su primer milagro público en una boda en un pueblo de Galilea conocido como Caná. Allí convierte agua en vino. Este acto es visto como una manifestación de su gloria y lleva a sus discípulos a creer en él. La última parte de este capítulo relata su viaje a Jerusalén para la fiesta de la Pascua.  Allí limpia el templo expulsando a los que compraban y vendían animales para los sacrificios y volcando las mesas de los cambistas. El celo que muestra Jesús por la casa de su Padre subraya su autoridad divina. Cuando le piden una señal que demuestre su autoridad para hacer estas cosas, hace referencia a su inminente muerte y resurrección diciendo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”. Sus interrogadores no lo entienden, pero después de la resurrección sus discípulos recordaron estas palabras.

El capítulo 3 presenta a Nicodemo, un fariseo que visitó a Jesús de noche en busca de entendimiento. Aquí encontramos una de las enseñanzas más emblemáticas de todos los Evangelios: Jesús le dice “En verdad, en verdad te digo que el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Jesús utiliza este encuentro para exponer la doctrina del nuevo nacimiento espiritual y la salvación a través de la fe en Él. El capítulo concluye con el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús, lo que refuerza la naturaleza divina y la misión de Jesús.

Capítulos 4-6

El cuarto capítulo presenta el relato de la interacción de Jesús con una mujer samaritana en el pozo de Jacob. Este encuentro es profundo porque rompe las barreras sociales de la época; los judíos no solían relacionarse con los samaritanos ni tampoco los hombres solían entablar conversaciones públicas con mujeres. Jesús, sin embargo, habla con esta mujer y le revela su identidad como el Mesías. Este capítulo enfatiza la naturaleza universal del mensaje de Jesús, mostrando que la salvación está disponible para todos, independientemente de su origen étnico o estatus social. La transformación de la mujer samaritana también ilustra el poder del testimonio personal en la evangelización.

Hay un contraste notable entre la mujer samaritana de este capítulo y Nicodemo en el capítulo anterior. Nicodemo era un respetado maestro de la ley de Moisés y de indudable ascendencia judía. Presumiblemente era una persona de elevado carácter moral y buscaba activamente la sabiduría en Jesús. La mujer samaritana no era nada de esto. No tenía conocimientos acerca de asuntos relacionados con la Ley, era una conocida pecadora, pertenecía a una raza despreciada por los judíos y no estaba buscando a Jesús. Sin embargo, los dos necesitaban nacer de nuevo mediante la fe en Jesús.

El capítulo cinco profundiza sobre el tema de la autoridad divina de Jesús y su igualdad con Dios, un aspecto fundamental del Evangelio de Juan. El capítulo comienza con Jesús en Jerusalén con motivo de una fiesta judía. Allí, en un estanque conocido como Betesda realiza un notable milagro de curación. Un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido es sanado cuando Jesús le dice: “Levántate, toma tu camilla y anda”. Esta acción de Jesús provoca la oposición de los dirigentes judíos, que la consideran una violación de la ley del sábado. Jesús defiende sus acciones afirmando su relación única con el Padre. Declara que sólo puede hacer lo que ve hacer a su Padre, dando a entender que posee la prerrogativa divina para trabajar en sábado y la igualdad con Dios. La reacción de las autoridades judías consiste en buscar con más ahínco matar a Jesús. El habla de Su autoridad para juzgar y dar vida eterna a los que creen en El enfatizando que esta autoridad le fue confiada por Dios Padre.

El capítulo seis es posiblemente una de las porciones más significativas de las Escrituras. Contiene tres acontecimientos principales: la alimentación de los cinco mil, Jesús caminando sobre las aguas y el discurso sobre el Pan de Vida. El milagro de alimentar a la multitud con sólo cinco panes y dos peces pone de manifiesto la capacidad de Jesús para satisfacer nuestras necesidades físicas y sienta las bases para su enseñanza sobre el alimento espiritual. El caminar de Jesús sobre las aguas subraya su dominio sobre los elementos naturales y sirve como reafirmación de su presencia protectora durante las tormentas de la vida. El discurso sobre el Pan de Vida que se encuentra al final de este capítulo es una poderosa revelación de Jesús como fuente de vida eterna y sustento para el alma. Jesús no sólo se declara a sí mismo como el “pan de vida” que ha bajado del cielo. También insiste en que quien venga a él nunca padecerá hambre y que todo el que crea en él nunca tendrá sed. Esta enseñanza metafórica confundió a muchos de sus seguidores que tomaron sus palabras según su sentido literal y se les dificultó comprender su significado. Algunos de sus seguidores, incapaces de resistir las enseñanzas de Jesús, se alejaron, pero los doce que Él había elegido permanecieron.

Las metáforas que Jesús utiliza en estos capítulos muestran a Jesús no meramente como un hacedor de milagros o un maestro de gran sabiduría, sino como el sustentador esencial de la vida, tanto física como espiritual. Enseñan que Jesús es el Mesías largamente esperado, el Hijo de Dios, que ofrece la vida eterna a todos los que creen en Él.

Capítulos 7-9

Estos capítulos presentan una serie de importantes afirmaciones teológicas y actos simbólicos de Jesús que subrayan su identidad y misión divinas. En ellos se muestra la creciente tensión entre Jesús y los líderes religiosos, preparando el escenario para los acontecimientos culminantes que se producen en los capítulos siguientes. Las enseñanzas radicales de Jesús, su afirmación de autoridad divina y sus actos milagrosos no sólo desafían a los líderes religiosos y sus interpretaciones, sino que también invitan a los individuos a un encuentro transformador con Él.

La historia del capítulo 7 se desarrolla durante la Fiesta de los Tabernáculos. Esta fiesta conmemoraba la estancia de Israel en el desierto tras salir de Egipto y era una de las tres grandes fiestas judías, que Dios ordenó a los judíos celebrar en Jerusalén, siendo las otras la Pascua y Pentecostés. Los hermanos de Jesús le retan a ir a Judea a mostrar sus obras al mundo, pero él declina, afirmando que aún no había llegado su hora. Sin embargo, después de que sus hermanos parten para el festival, Jesús también va, pero no públicamente sino en secreto. En la fiesta, hay un gran debate entre la multitud sobre quién es Jesús, ya que algunos creen que es un profeta o incluso el Mesías, mientras que otros dudan de él. A mediados de la fiesta, Jesús comienza a enseñar en el templo. La gente se maravilla de su gran conocimiento a pesar de no tener una educación formal en la Ley. Jesús proclama que sus enseñanzas no son suyas sino de Dios que le ha enviado. Los principales sacerdotes y los fariseos envían guardias para arrestar a Jesús, pero regresan con las manos vacías, asombrados por sus palabras. En este capítulo también tenemos la audaz declaración de Jesús sobre su identidad, en la que proclama: “Si alguno tiene sed sed, venga a mí y beba”. (Juan 7:37). También promete el don del Espíritu Santo a los que crean en él. El capítulo termina con el pueblo dividido en cuanto a si Jesús es el Mesías prometido.

En el capítulo 8, los fariseos y escribas traen ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Con esto esperan atraparlo en un dilema: o bien aprueba el quebrantamiento de la Ley de Moisés si la perdona, o bien va en contra de sus enseñanzas de perdón y amor si acepta apedrearla. La respuesta de Jesús es una de las más conocidas expresiones de las Escrituras: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”. Uno a uno, los acusadores se marchan y Jesús perdona a la mujer, ordenándole que no peque más. El capítulo continúa con un debate entre Jesús y los fariseos en el que Jesús se proclama la luz del mundo y afirma su autoridad e identidad como Hijo de Dios. Esto culmina en un encendido intercambio con los judíos donde Jesús afirma: “Antes que Abraham naciera, Yo soy”. Entonces toman piedras para arrojárselas, pero él se oculta de ellos.

El capítulo 9 presenta la historia de la curación por Jesús de un ciego de nacimiento. Sus discípulos quieren saber si la ceguera de este hombre era como consecuencia de su propio pecado cuando aún estaba en el vientre materno o de los pecados de sus padres. Jesús corrige su malentendido. Toda enfermedad es causada en última instancia por la naturaleza pecaminosa de la humanidad, pero la ceguera de este hombre no fue causada por algún pecado específico. En lugar de ello, la ceguera era para que… Dios pudiera mostrar su gloria en medio de una aparente tragedia (John F. Walvoord, Roy B Zuck, Bible Knowledge Commentary) Este milagro se presenta como una reflexión simbólica en torno a la innata ceguera espiritual de la humanidad, en la que la vista física actúa como una metáfora de la vista o percepción espiritual. Los fariseos interrogan al hombre sanado y a sus padres, recelosos del milagro y de sus implicaciones. El hombre se mantiene firme en su testimonio y como consecuencia es expulsado de la sinagoga. Más tarde, Jesús encuentra al hombre y le revela su identidad como Hijo del Hombre, a lo que este responde creyendo en Jesús y adorándole.Chapters 10-12

Capítulos 10 – 12

Estos tres capítulos destacan aspectos clave de la misión e identidad de Jesús: como el buen pastor que guía y protege a su rebaño, como la resurrección y la vida que tiene poder sobre la muerte, y como el rey que entra humildemente en Jerusalén, plenamente consciente de su muerte inminente por la salvación de la humanidad.

El capítulo 10 comienza con el discurso acerca del Buen Pastor. Jesús se presenta a la vez como la puerta para las ovejas y como el pastor que las conduce. Esta metáfora subraya su doble papel como el camino hacia la salvación y como guía para una vida recta. Jesús afirma que los que entren a través de él se salvarán y encontrarán pastos. Él se distingue de los ladrones y salteadores que causan daño a las ovejas, afirmando que es el buen pastor que da la vida por su rebaño. Esto contrasta claramente con los fariseos y escribas que vimos en el capítulo anterior. Estos eran falsos pastores que no entraron por la puerta y estaban engañando a las ovejas. Lo mismo ocurre con cualquier otro líder que predique un falso Evangelio. Jesús hace hincapié en su autosacrificio voluntario, afirmando que tiene autoridad de su Padre para entregar su vida y para tomarla nuevamente.

Los versículos 19-21 registran las opiniones divididas entre los judíos después de oír estas palabras. Algunos descartaron a Jesús por estar poseído o loco, mientras que otros señalaron la autoridad y la verdad de sus palabras, argumentando que no eran las palabras de un hombre poseído por el demonio y que un demonio es incapaz de hacer que los ciegos vean.

La sección final del capítulo (versículos 22-42) documenta otro enfrentamiento entre Jesús y los dirigentes judíos. Esto ocurre cerca de la fecha de Hanukkah. Esta es una fiesta que conmemora la rededicación y purificación por Judas Macabeo en el año 164 a.C. del Templo el cual había sido profanado por Antíoco Epífanes. Los dirigentes judíos le pidieron a Jesús que les dijera claramente si Él era el Mesías. El responde que ya se lo ha dicho a través de sus obras, pero ellos no creen porque no son sus ovejas. Sus ovejas oyen su voz y le siguen, y Él les da la vida eterna. Finalmente trataron de arrestar a jesus pero El escapó de sus manos. Como resultado de estos acontecimientos muchos creyeron en Él.

El capítulo 11 presenta uno de los episodios más dramáticos del Evangelio de Juan, la resurrección de Lázaro. Al principio del capítulo le llega a Jesús la noticia de la enfermedad de Lázaro. Lázaro era hermano de María y Marta y Jesús era un querido amigo de esta familia. Sorprendentemente, Jesús decidió esperar dos días más antes de dirigirse a la casa de Lázaro en Betania. Cuando Jesús llegó a Betania, ya hacía cuatro días que Lázaro estaba muerto y sepultado. A pesar de la objeción de Marta sobre el hedor del cadáver, Jesús ordenó que se quitara la piedra de la tumba de Lázaro. Entonces, en una poderosa demostración del poder divino sobre la muerte, Jesús llama a Lázaro para que salga de la tumba y éste emerge, aún envuelto en sus vendas mortuorias. Este milagro demuestra la autoridad de Jesús sobre la vida y la muerte, y además prefigura su propia resurrección. Cuando los fariseos y los principales sacerdotes se enteran de este milagro, temen que muchos sigan a Jesús y que los romanos intervengan. Así que convocaron al Sanedrín y conspiraron para arrestar y matar a Jesús.

En el capítulo 12 encontramos una mezcla de triunfo y premonición. Comienza con una cena en Betania seis días antes de la Pascua. Lázaro estaba presente junto con sus hermanas María y Marta. María unge los pies de Jesús con un perfume muy costoso, acto que Judas Iscariote critica como un despilfarro pero que Jesús defiende como un preparativo para su sepultura. Mientras tanto, los principales sacerdotes hacen planes no sólo para matar a Jesús, sino también a Lázaro. A esto le sigue la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde es aclamado por una gran multitud que agita ramas de palma y le proclama “Rey de Israel”. A pesar de esta aclamación, Jesús predice su próxima muerte, diciendo que si un grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

El capítulo concluye con un resumen de las enseñanzas de Jesús y una reflexión sobre la generalizada incredulidad en él a pesar de sus numerosos signos. Con todo, hay algunos, incluso entre los gobernantes, que creen en él pero no lo confiesan públicamente por miedo a que los fariseos los expulsen de la sinagoga. El Evangelio señala entonces que Jesús gritó, subrayando que creer en él es creer en su Padre, que es quien le envió, y que rechazarle es rechazar la luz y abrazar las tinieblas.

Capítulos 13 – 15

Los acontecimientos de estos capítulos ponen de relieve las últimas enseñanzas y acciones de Jesús antes de su crucifixión. Entre estos acontecimientos se encuentran la Última Cena, la predicción de la traición de Judas, el mandamiento del amor y la analogía de la vid y los sarmientos.

En el capítulo 13 Jesús, sabiendo que ha llegado su hora de partir de este mundo y volver al Padre, hizo algo aparentemente insólito con lo que demostró el amor y la humildad que debían caracterizar a sus discípulos. Durante la cena se levantó y lavó los pies de sus discípulos, un acto que tradicionalmente realizaban los sirvientes. Este acto no sólo fue una muestra de humildad sino que también sirvió como un gesto simbólico que representaba la limpieza espiritual. Jesús explicó a sus discípulos que, al igual que él les lavaba los pies, ellos también debían lavarse los pies unos a otros, fomentando así el amor y la servidumbre entre ellos.

Durante la cena, Jesús también predice su traición por parte de uno de sus discípulos (Judas Iscariote). Este acontecimiento va cargado de tensión, ya que Jesús anuncia que uno de ellos le traicionará, lo que deja a los discípulos angustiados y confusos. Simón Pedro señala sutilmente a Juan, instándole a que pregunte a Jesús a quién se refería. Como respuesta, Jesús identifica a Judas como el que le traicionaría. Lo hace ofreciendo a Judas un trozo de pan que había sido mojado en vino, con lo que le señala entre los demás. Judas acepta el pan, señal de que no se aparta del camino de traición que ha escogido. Entonces Jesús le dice: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto”. Los demás discípulos no se dan cuenta del significado del intercambio entre Jesús y Judas. Suponen que, por ser el guardián de la bolsa del dinero, Judas podría haber recibido instrucciones de comprar lo necesario para la fiesta o de dar algo a los pobres. A pesar de saber de la inminente traición de Judas, Jesús reacciona con gracia y calma, enfatizando su naturaleza divina y su aceptación del camino para el que estaba destinado.

Después de que Judas se marcha, Jesús da instrucciones a los restantes 11 discípulos para que se amen los unos a los otros como Él les ha amado. Finalmente Jesús predice la negación de Pedro. Antes de que cante el gallo, Pedro le negará tres veces. Esta predicción pone de relieve la debilidad y falibilidad humanas incluso de los más devotos seguidores cuando se enfrentan al miedo y al peligro.

El capítulo 14 continúa con Jesús consolando a sus discípulos. Les asegura que va a prepararles un lugar en la casa de su Padre y que volverá para llevárselos con él. Reitera que él es ‘el camino, la verdad y la vida’, subrayando su identidad y propósito divinos. A continuación, Jesús predice la venida del Espíritu Santo, al que se refiere como el parakletos palabra griega que significa “Consolador¨, ¨Consejero¨ o “Ayudador”, que les enseñará y guiará en la verdad después de su partida.

El capítulo 15 presenta una hermosa analogía en la que Jesús se describe a sí mismo como la vid verdadera, a sus seguidores como los sarmientos y a su Padre como el jardinero. Explica que, al igual que una rama no puede dar fruto a menos que permanezca unida a la vid, sus seguidores sólo pueden dar fruto espiritual si permanecen unidos a él. Esta analogía sirve además para subrayar la importancia de una estrecha relación con Jesús para el crecimiento espiritual y para dar frutos. Por último, Jesús advierte a sus discípulos de que, al igual que el mundo le ha odiado a él, también les odiará a ellos.

Capítulos 16 – 17

Los capítulos 16 a 19, contienen algunos de los acontecimientos más decisivos de la vida de Cristo Jesús. Estos capítulos muestran sus últimas horas, su crucifixión y su muerte, y sirven como profundo testamento de su naturaleza divina y de su amor sacrificial.

Capítulo 16 – Tanto este capítulo como el siguiente presentan a Jesús como el Maestro que, en medio de sus propias pruebas y tribulaciones, sigue proporcionando consuelo, sabiduría y guía a los suyos. Este capítulo presenta a Jesús preparando a Sus discípulos, a quienes ahora llama Sus amigos, para el momento en que ya no estará entre ellos físicamente. Sabe que su cercana muerte les angustiará, y procura ofrecerles consuelo y entendimiento.

La promesa del Espíritu Santo: Jesús dice a sus discípulos que es necesario que Él parta para que pueda venir el Espíritu Santo. Jesús se refiere al Espíritu como el Intercesor o Ayudador. La palabra griega utilizada es “Paráclito”, que engloba estos significados además de Consolador y Consejero. La partida a la que se refiere Jesús es su inminente crucifixión y muerte. Explica que el Espíritu Santo

  • Los guiará a toda la verdad: El Espíritu guiará a los discípulos en la comprensión de verdades espirituales más profundas que aún no están preparados para afrontar.
  •  Convencerá al mundo de pecado, justicia y juicio. Demostrar que el mundo está equivocado respecto a estas cosas.
  • Declarar las cosas que están por venir: proporcionándoles una comprensión del plan de Dios.

Jesús reconoce la aflicción que experimentarán los discípulos cuando él parta. La compara con la de una mujer que está de parto, cuya angustia se olvida cuando el hijo ya ha nacido. Del mismo modo, les asegura que su pena se convertirá en alegría cuando le vuelvan a ver después de su resurrección, y cuando comprendan plenamente Su misión y el plan divino de salvación. Les anima a orar en Su nombre, prometiéndoles que el Padre les concederá lo que pidan si lo hacen con el corazón y las intenciones correctas.

En el capítulo 17, que suele denominarse la Oración sumosacerdotal, Jesús ora al Padre por sí mismo, por sus discípulos y por todos los creyentes. Se trata de uno de los momentos más íntimos del Evangelio de Juan, ya que revela la relación de Jesús con Dios Padre y su profunda preocupación por sus discípulos. Subraya la profundidad del amor de Jesús por la humanidad y su deseo de que todos conozcan a Dios a través de Él.

Jesús ora por la unidad de sus discípulos, su santificación ( semejarse más a Dios en términos de bondad y santidad) y su protección contra el mal.

Jesús comienza orando por su glorificación, que se halla estrechamente ligada a la glorificación del Padre. Esta glorificación mutua indica la unidad entre el Padre y el Hijo, y subraya la identidad divina de Jesús. Se refiere a ello como la “hora” que ha llegado, aludiendo a Su inminente crucifixión y resurrección, mediante las cuales se cumpliría el plan redentor de Dios.

A continuación, Jesús ora por sus discípulos. Reconoce que el Padre se los ha entregado y que han aceptado sus enseñanzas. Jesús ora para que sean protegidos del “maligno”, sabiendo que se enfrentarán a persecuciones y pruebas en un mundo que le ha rechazado. También ora para que sean santificados, o apartados, para el servicio de Dios mediante la verdad de la palabra de Dios.

La última parte de la oración abarca a todos los creyentes -aquellos que llegarán a la fe a través del mensaje de los discípulos-. Expresa su deseo de que todos los creyentes sean uno, reflejando la perfecta unidad de la Divinidad. Al ver esta unidad, el mundo podrá creer que el Padre le envió.

Por último, Jesús expresa Su deseo de que todos los creyentes estén con Él a donde Él va -una referencia a Su ascensión al cielo- para que puedan ver Su gloria. Termina la oración afirmando su amor por sus seguidores y su anhelo de que sean llenos del mismo amor que existe entre Él y el Padre.

Capítulos 18-19

Estos capítulos nos proporcionan una profunda comprensión de las últimas horas de la vida terrenal de Jesús, de su amor sacrificial y de su misión divina. Revelan a un Salvador que se encamina consciente y voluntariamente hacia el sufrimiento por el bien de la humanidad, En el Evangelio de Juan, el relato de la muerte de Jesús se muestra como un cumplimiento de las Escrituras. Incluso en la muerte, Jesús es presentado en pleno control, entregando voluntariamente su espíritu, como un guía que proporciona consuelo y dirección a sus seguidores, y como un Hijo que se somete plenamente a la voluntad de su Padre.

El capítulo 18 comienza cuando Jesús y sus discípulos cruzan el torrente o arroyo Cedrón para entrar en el huerto de Getsemaní. Judas el traidor, se presenta conduciendo una banda de soldados y oficiales de los sumos sacerdotes y fariseos con el fin de arrestar a Jesús. Jesús, da un paso al frente y se identifica. Entonces Simón Pedro desenvaina una espada y le corta la oreja al siervo del sumo sacerdote, pero Jesús le dice que envaine su arma. Jesús es entonces arrestado y llevado ante Anás, suegro del sumo sacerdote Caifás.

Anás interroga a Jesús respecto a sus discípulos y sus enseñanzas. Jesús responde que ha hablado abiertamente al mundo y le sugiere que pregunte a los que le han escuchado. Un oficial golpea a Jesús por su respuesta. Entonces Jesús es enviado atado a Caifás. Mientras esto sucede Pedro quien estaba afuera en el patio del sumo sacerdote es confrontado y en tres ocasiones niega conocer a Jesús.

Finalmente llevan a Jesús de la casa de Caifás donde Pilato, el gobernador romano. Pilato sugiere que juzguen a Jesús según su ley judía, pero como los romanos se habían reservado la pena de muerte, los líderes judíos le responden que legalmente no pueden condenar a muerte a nadie.

Pilato entonces llama a Jesús y le pregunta si es el rey de los judíos. Jesús le pregunta si esto es un razonamiento propio de Pilato o si se lo han dicho otros. Pilato dice que no es judío y que el propio pueblo de Jesús y los sumos sacerdotes lo entregaron. Cuando se le pregunta sobre sus acciones, Jesús explica que su reino no es de este mundo.

Jesús le dice a Pilato que nació y vino al mundo para dar testimonio de la verdad. Pilato pregunta entonces: “¿Qué es la verdad?”. Al terminar este intercambio, Pilato no encuentra ninguna culpa en Jesús. Sin embargo, la multitud insiste en que Jesús muera. Existía la costumbre de liberar a un prisionero durante la fiesta de Pascua. Pilato ofrece liberar a Jesús pero la multitud prefiere que libere a un ladrón llamado Barrabás en vez de a Jesús.

Capítulo 19 Pilato, atrapado en un atolladero político, se encuentra en un aprieto. Es consciente de que Jesús no supone ninguna amenaza real para el Imperio romano, pero los dirigentes judíos le presionan para que ejecute a Jesús. La narración muestra a Pilato vacilando entre su sentido de justicia, sus temores y sus intereses políticos, sucumbiendo finalmente a estos últimos. Entonces Jesús es azotado por soldados romanos que se burlan de Él como el “Rey de los Judíos”, es obligado a cargar su cruz hasta el Gólgota y luego crucificado. Incluso en medio de su terrible dolor, Jesús muestra compasión, confiando su madre al cuidado del discípulo Juan. Después de declarar “Consumado es”, Jesús entrega su espíritu. Para asegurarse de que estaba muerto el costado de Jesús es entonces atravesado con una lanza por un soldado romano. De esta herida brotan sangre y agua. Este capítulo concluye con el entierro de Jesús en una tumba nueva proporcionada por José de Arimatea.

Chapters 20 -21

Los capítulos finales describen las secuelas de la crucifixión de Jesús y el impacto que tuvo en sus discípulos y seguidores. Profundiza en los acontecimientos relacionados con su resurrección, las apariciones a sus discípulos y las últimas instrucciones que les dio.

El capítulo 20 comienza con la visita de María Magdalena a la tumba. Era temprano por la mañana, del primer día de la semana y encuentra la tumba vacía. En su angustia, corre hacia Simón Pedro y otro discípulo, y les dice que alguien se ha llevado el cuerpo de Jesús y ahora no saben dónde lo han puesto. Pedro y el otro discípulo corren al sepulcro donde confirman que la tumba está vacía. Sólo ven las ropas de lino en las que habían envuelto a Jesús y regresan a casa perplejos.

María, sin embargo, permanece en el sepulcro llorando y pronto es consolada por dos ángeles. Entonces ve a alguien a quien al principio confunde con el jardinero, pero es el propio Jesús quien se le aparece. Ella lo reconoce cuando Él la llama por su nombre. Jesús ordena a María que vaya a dar la noticia a los discípulos.

María va y cuenta la buena nueva a los discípulos. Esa misma noche, los discípulos se reúnen con las puertas firmemente cerradas por miedo a los dirigentes judíos. De repente, Jesús se pone en medio de ellos y les dirige un saludo de paz. Les muestra Sus manos y Su costado, disipando sus dudas sobre Su resurrección. Luego, sopla sobre ellos y les imparte el Espíritu Santo, encargándoles que continúen Su obra en la Tierra.

Una semana después, Jesús se aparece de nuevo a sus discípulos, esta vez incluyendo a Tomás, que no había estado presente en la primera aparición. Tomás había expresado su incredulidad ante los testimonios de haber visto a Jesús nuevamente vivo y declaró que sólo creería si pudiera ver y tocar él mismo las heridas de Jesús. Jesús le insta a hacerlo y Tomás confiesa al instante su fe en Jesús como su Señor y Dios.

El capítulo termina con la declaración de Juan de que estos acontecimientos han sido registrados para que los lectores crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que al creer tengan vida en su nombre.

El capítulo 21 comienza con una aparición de Jesús en el mar de Galilea, en donde siete de sus discípulos están pescando sin éxito. Al principio, Jesús, al que no reconocen, les indica que echen la red a la derecha de la barca, lo que resulta en una pesca milagrosa de 153 grandes peces. Al reconocer el milagro, Juan identifica al desconocido como Jesús y Pedro nada rápidamente a la orilla para encontrarse con Él.

En la orilla, Jesús les ha preparado el desayuno y comen todos juntos. Tras el desayuno, Jesús entabla con Pedro una profunda conversación en la que le pregunta tres veces si le ama, reflejando las tres negaciones de Pedro antes de la crucifixión de Jesús. Cada vez que Pedro afirma su amor por Jesús, Jesús le ordena que apacentar o pastoreas a Sus ovejas, restableciendo el papel de Pedro como líder de gran importancia en la primitiva comunidad cristiana. Este encuentro entre Jesús y Pedro es una historia de perdón y redención, que pone de relieve el poder transformador de la muerte y resurrección de Jesús.

El capítulo 21 concluye con una enigmática conversación entre Jesús y Pedro sobre el futuro de Juan, que deja perplejo a Pedro.

Finalmente Juan termina diciéndonos Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran* en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría* contener los libros que se escribirían*.

Juan: Jesús el Verbo de Dios

Rafael Valle Rivera

Rafael Valle Rivera es graduado de la Universidad de Puerto Rico, el Seminario Teológico Defensores de la Fe y el Seminario Evangélico de Puerto Rico. Ha dictado diversos cursos, entre ellos dispensaciones, teologìa y profecía en el Instituto Bíblico el Tabor, Es miembro de la Iglesia Evangélica Salvados por Fe afiliada al Movimiento Evangélico El Tabor.

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